miércoles, 23 de abril de 2008

Memoria lectora

Haciendo limpieza en mi correo electrónico (creo que alguien me ha pegado su manía por organizar las cosas...), encontré una tarea que nos pidió una profesora en Colima, la maestra Ada, sobre nuestras memorias como lectores y las perspectivas que teníamos para los próximos diez años. Han pasado casi dos años ya (el tiempo pasa muy rápido y no nos damos cuenta) de aquello, pero quiero rescatarlo... Aquí van, mis memorias lectoras a grandes rasgos:

Siendo franca, yo no recuerdo cuándo fue que aprendí a leer, creo que mis primeras sílabas fueron en preescolar, el equivalente a vuestro kinder, tendría sobre 3 años. Tampoco puedo recordar si mi madre me leía o no antes de dormir aunque creo que sí lo hacía por la cantidad de cuentos que aún hay en casa. De lo que estoy segura es que desde que aprendí a leer, siempre me ha gustado hacerlo, de hecho los regalos que me hacían en Navidad solían ser libros.

De mis primeras lecturas escolares, me acuerdo de las aventuras, por ser las primeras, de Fray Perico y su borrico , un fraile de cuento que siempre involucraba al resto de frailes, entre ellos Fray Olegario el bibliotecario o Fray Cucufate el que movía el chocolate, en episodios divertidos.

No puedo olvidar que mi amor por la literatura se acrecentó con dos profesores, gracias a quienes decidí estudiar filología hispánica. El primero fue Quinito, tenía ya 13 años, con él descubrí un mundo nuevo: la poesía, con poetas como Francisco de Quevedo y Villegas, Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado o Federico García Lorca, de quienes aún recuerdo poemas; también me enfrentó a los clásicos como El Lazarillo de Tormes o la Celestina. El segundo, Ángel, solo tuvo que incentivar la veta abierta, mostrándome a otros autores más realistas como los poetas Gabriel Celaya, Blas de Otero; además me enseñó que la literatura se interrelacionaba con otras artes y para ejemplificarlo utilizó canciones de Joaquín Sabina o Enrique Urquijo.

He de reconocer que soy pésima lectora de los libros que nos piden en la carrera y que son de obligada lectura, tales como el Quijote, el libro del Buen Amor o los Milagros de Nuestra Señora; el hecho de que me cueste tanto leerlos radica en que me son impuestos por otros. Aunque también debo agradecerles a los profesores que he tenido en ella el descubrimiento de otras literaturas como por ejemplo la de los haikus japoneses.

No creo tener un autor favorito aunque he leído casi toda la obra de Juan José Millás, empecé gracias a Natalia con El desorden de tu nombre y no pude parar...; ni tampoco poseo un género predilecto, según mis estados de ánimo leo más poesía o más prosa, más cuentos o más novelas.

Confieso que si bien no tengo un escritor preferido, sí que hay uno al que no puedo leer, y es que no tolero nada que salga de las manos de Arturo Pérez-Reverte, da igual que sea una novela, una entrevista o un artículo en la prensa.

No sé qué estaré leyendo dentro de diez años, seguramente siga descubriendo autores, leyendo clásicos y dejándome llevar por las nuevas historias que caigan en mis manos.

Estas a grandes rasgos son mis memorias y mis planes con las fábulas.

Seguiremos informando.

martes, 8 de abril de 2008

Hastío... y citas IV

En mi última entrada prometí intentar postear algo más a menudo, pero es que... ¿Nunca os habéis pasado una época en la que no tenéis ganas de hacer nada? A mí sí, creo que empecé con ella cuando acabé mi último examen allá por el 10 de septiembre...
Según el médico (hola si alguna vez lees esto) puede ser de la astenia primaveral, pero para mí que es porque no tengo un ritmo de trabajo, por estar de semi año sabático (sé que Sonia me entiende porque le pasa algo parecido).
En estos días de lo más interesante que ha pasado es que fue mi cumpleaños (el 29 cumplí los 24) y me lo pasé en grande con todos celebrándolo (fue una pena que la pobre Miri no pudiese venir). Muchas gracias a todos.
Otra cosa muy interesante es que cabe la posibilidad de que Judith se venga a estudiar aquí, entonces tendré cerca a mi Sensei para incordiarla. ^_^
De esta época de lasitud y cumpleaños os dejo la foto de mi tarta con sus velitas y dos citas, una que me pusieron en uno de los regalos (muchas gracias Siridia por el libro) y otra que me dijo el Altito:



"La juventud es una estafa, pero aún eres muy joven para saberlo"
Roberto Bolaño

"El destino es el que baraja las cartas,
pero nosotros somos los que jugamos"
William Shakespeare

Un beso para todos. Seguiremos informando.


lunes, 24 de marzo de 2008

Citas III

Sé que hace casi un mes que no escribo nada, pero es que no hay nada interesante que escribir. He hecho papeleo, asistido a cursos de doctorado para los que tengo que entregar unos trabajos y les he echado una mano a mis padres... vamos, nada del otro mundo.

Hoy leí en el nick de un amigo la siguiente frase y como me gustó aquí os la reproduzco.

"La lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren"

Así que nada, como no he podido coger el tren seguiré con la lectura de Canción de hielo y fuego. Choque de Reyes, y a ver que nos sigue deparando el libro.

Seguiremos informando. (E intentaré postear algo más amenudo)

miércoles, 27 de febrero de 2008

Citas II

Esta cita está dedicada a una mujer con muchos zapatos. No tiene nada que ver, nada más la leí y me acordé de ella.

"Los pies son como el alma, se notan en la cara. Y andar sobre ellos cuando duelen puede poner en el gesto un enigma del todo indescifrable"
Maridos, Ángeles Mastretta.

Otra cita interesante es la siguiente:
"La ortografía es una forma sutil de la elegancia del alma"
Maridos, Ángeles Mastretta.

Seguiremos informando.

lunes, 18 de febrero de 2008

Reflexiones en un lunes lluvioso de febrero

Ahora que ya estoy en el ecuador de mis prácticas, que por primera vez me he puesto delante de un grupo de adolescentes con todas sus hormonas flotando por el aire; que les he pedido una tarea, nada del otro mundo, una simple carta a un familiar o a un amigo y las he corregido; en este punto me he puesto a reflexionar en cómo han cambiado las cosas desde que yo dejé el instituto para irme a la universidad y cómo están nuestros futuros médicos, abogados, arquitectos…

Desde que empecé a recibir y corregir las cartas muchas cosas han pasado por mi cabeza. Ha sido… no duro, pero sí un poco frustrante darme cuenta de que mis cinco años de filología hispánica sirven para decir que “eres” del verbo ser, se escribe sin H, o que “allí” se escribe sin h, con ll, con i latina y con tilde (alguno debió poner hayí o hally, o…). Cinco años de carrera para hacer el trabajo de cualquier diccionario que se precie de serlo.

Con este panorama no creo que lleguemos a tener ningún filólogo porque según nuestro Futuro ahora nos “apollamos”; ya no soy, ni eres, ahora “soi” y “heres”; el “pos” ha sustituido al pues; aparte ya es “a parte”; no llegue, sino “llege”; al Rey se le trata de “Eh! Tío…”, se le pregunta lo de “¿ey tío qué te dijo la reina cuando te pilló las revistas porno?”; las cosas ya no son breves, son “brebes”; echar de menos, se ve mejor si es “hechar de menos”; oye se convierte en “olle”, y otras lindezas que hacen que nuestros ojos, acostumbrados a respetar a la Real Academia de la Lengua Española, lloren amargamente. Un inciso sobre esto: estas perlas que nadie se las atribuya a los inmigrantes porque son de cafres españoles. Los inmigrantes coinciden en algunas, pero además tienen las suyas como “olvidal” por olvidar, “eyar” por echar, etc.

No es muy alentador que trabajando con chichos (no voy a decir aquello de “chicos y chicas” porque creo que el genérico está para algo) de 3º de la ESO (14 – 15 años) haya que hacer incisos sobre cuándo se usan las mayúsculas y cuándo las minúsculas, o como se escriben las formas del verbo ser, o…

Como diría cualquier integrante de la Tercera Edad, en mis tiempos esto no era así. Nosotros competíamos por ser el que menos faltas de ortografía tenía, no a ver quién era el más burro; siempre había alguien en clase que daba la lata, pero con que el profesor levantase el tono o lo mandase a jefatura se calmaba unos días, ahora parece que los “niños” coleccionan amonestaciones; sabíamos cuándo se usaban las minúsculas y cuándo las mayúsculas; temíamos que el profesor llamase a casa y mientras él hablaba permanecíamos en silencio o como mucho nos escribíamos notitas, no estábamos descaradamente de tertulia mientras se explicaba la lección. Antes íbamos educados de casa, ahora el profesor tiene que educar y culturizar a los chicos que le dejan a cargo. Creo que empiezo a hacer mía la frase de mi madre “la educación se da en casa, la cultura en el colegio”.

En fin… la conclusión de hoy ha sido: “5 años de filología hispánica para esto”.

Esperemos que esto mejore.

Seguiremos informando.

martes, 29 de enero de 2008

3 años...

El tiempo… Ese dios todopoderoso que hace que un TODO se convierta en NADA.

Ser omnipotente que convierte los momentos de dolor en recuerdos o sueños que solo nos escuecen en determinados momentos… como por ejemplo hoy.

No es que ayer no me haya pesado. Saber que dos buenas amigas atraviesan momentos difíciles hace que algo se te revuelva por dentro y sientas la necesidad de estar a su lado, o, aunque solo sea, mandarles mensajes de ánimo, porque sabes, o al menos te imaginas, por lo que están pasando.

El tiempo… El tiempo que todo lo cura, no evita el escozor de esos días marcados en el calendario como si alguien los hubiera grabado con fuego.

Año tras año, aunque solo vayan tres, que a veces parecen una eternidad y otras un mero suspiro, llegamos al 29 de enero y ese día… ese día toca recordar. Rememorar tiempos mejores, recordar momentos felices como unas bodas de oro, los días de pesca, los paseos en la infancia, los juegos... Lo malo es que a eso momentos aún se les suman otros no tan felices… La enfermedad, la soledad, el peso de la carga y el abandono; el querer decir, pero ya no poder porque no vas a tener respuesta; las lágrimas que no dejaste escapar; el agobio de la gente queriendo saber unos porque les importaba de verdad y otros, por desgracia los más, porque les gustaba el morbo de tu dolor… El dolor… aquel dolor, este dolor más atenuado de la pérdida, de la ausencia… Seguir esperando a entrar en casa y encontrártelo con su tapete y su solitario, con la gata al lado viéndolo jugar… ¿Alguna vez se irá ese deseo?

El tiempo, sin embargo, no ha conseguido borrar de mi memoria que hace tres años que empecé a creer en los ángeles, porque conocí a uno que se fue un día como hoy, para seguir siendo mi Ángel de la guardia, nuestro Ángel en el camino.

Vayan un beso y un abrazo muy grande para allá donde quiera que estés abuelo.


PD.
Creo que he tomado como terapia escribir cada año por estas fechas sobre él.
Lo siento si a alguien le molesta, pero creo que lo necesito.

martes, 15 de enero de 2008

Una de libros...

Apesar de los libros que he leído en mi vida; de las historias que han llegado a mis manos, a las que me he enganchado sin la menor contemplación a los horarios en los que las estaba leyendo, algunos sabéis de mi último fetiche, no es otro que el regalo bomba que me hizo alguno... Canción de Hielo y Fuego, del que devoré (a horas no muy normales para estar leyendo) la primera entrega, Juego de tronos, y las dos siguientes están reposando en mi mesa esperando a un momento de libertad en el que caer en ellas. Otra saga que me mantuvo en vilo, fue Dune, también relacionada con el sujeto de antes.
He de confesar que yo más bien suelo engancharme a autores, y soy fiel, desde hace unos seis años, a Juan José Millás, aunque nunca he despreciado ningún cuento de Don Antonio Pereira, ni leer algo de García Márquez (a pesar de que Histora de mis putas tristes, no fuese lo que me esperaba). En este club de mis "referidos" o mis "referentes" se ha intregrado con mucha fuerza Ángeles Mastretta (y más me vale, porque voy a dedicarle mucho tiempo...)
Todo esto es para poner de manifiesto que aunque me cueste reconocerlo, de todas las lecturas que he hecho en mi vida, unas por obligación y las más por devoción, única y exclusivamente, que yo recuerde, me han hecho llorar solo dos: La insoportable levedad del ser de Milan Kundera (no sé si dirá algo bueno de mí o no, pero aún recuerdo lo que le pasó a Karennin) y Camino de Hierro de Nativel Preciado, que acabo de acabarlo, valga la redundancia, hace 5 minutos (y que conste que no es por la excusa de la memoria histórica con las que se vende el libro, sino por el final... que yo creo que quién lo lea y haya pasado por ello, por lo menos se emocinará).
Ahí queda eso... Seguiremos informando.

Cuidaos. Un saludo.